Lic. Anna Sturmfels, Consejera del Programa de Anticorrupción e Integridad (GIZ):
Las mujeres se ven más afectadas por la corrupción directamente ya que son más vulnerables frente al abuso de poder de los hombres, por sus externalidades negativas y por formas específicas de corrupción. Tanto la corrupción como el covid 19 son dos fenómenos que añadieron combustible a la condición de las mujeres, por lo tanto debemos incluir a la perspectiva de género sobre cualquier actividad si queremos lograr resultados positivos.
El enfoque que hemos iniciado se basa en la prevención, detección, persecución y sanción y coordinación, lo que denominamos la Cadena Anticorrupciòn. Además, debemos incorporar una perspectiva de género a la prevención y lucha contra la corrupción en los mecanismos de respuesta a COVID- 19, ya que de lo contrario estas medidas de respuesta a la pandemia por Covid-19 podrían profundizar desigualdades de género preexistentes
Por otra parte, consideramos necesario:
-Aumentar la transparencia de los procesos de contratación, así como de asignación y gasto presupuestario.
-Fortalecer y apoyar a los órganos de supervisión/ fiscalización
-Reforzar la participación de la sociedad civil y del sector privado en los procesos de rendición de cuentas.
-Reforzar a las instituciones con poderes sancionadores
-Prevenir y luchar contra la corrupción en el sector salud.
Además, debemos incorporar una perspectiva de género a:
-priorizar los sectores e instituciones relevantes en materia de género para la realización de las auditorías (de desempeño)
-Transversalizar género en toda auditoría, lo que incluye: analizar las implicaciones de género en la asignación y el gasto presupuestario.
-considerar la perspectiva de mujeres en los procesos de rendición de cuentas
-promover, recopilar y considerar los datos desagregados por género cuando sea posible